Decía Henri Cartier-Bresson que "fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje". Y ver una fotografía, ¿qué es? Aquí tienes reproducciones de algunos de los fotógrafos más prestigiosos de España.
"Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje" Henri Cartier-Bresson
En muchas ocasiones, las fotografías cosquillean nuestras emociones, al mismo tiempo que suscitan recuerdos muy personales… A mí se me ocurrió esta sensación al mirar un cliché sacado por el fotógrafo español Carlos Pérez Siquier, pionero de la vanguardia fotográfica en España, en el que se divisa la pared blanca de una casa solitaria al lado de un mar azul oscuro, rodeado por peñascos que parecen cortar la línea del horizonte, formada por el encuentro con el agua de este cielo casi sin nubes. En realidad, las primeras sensaciones provocadas en mí por el cliché son ante todo físicas, pues se me viene a la nariz el olor de la sal marina, pero también puedo oír el ruido de las olas que se encallan en la playa, sentir el viento en mi pelo, el calor del sol sobre mi piel blanca, e imaginarme el centelleo magnífico del agua bajo los rayos solares. Muy rápidamente, estas sensaciones inmediatas se mezclan con el recuerdo de lo que me gusta llamar mi “paraíso andaluz perdido”, o mejor dicho, se mezclan con el recuerdo de mi estancia Erasmus en la ciudad de Málaga. Efectivamente, por una parte, la fotografía me hace pensar en las largas tardes de sol en las que solía leer en la Malagueta, sobre la arena caliente, levantando de vez en cuando la mirada para observar a lo lejos la agitación del agua, o para ver en el cielo las escasas nubes. El perro acostado contra la pared despierta en mí el recuerdo de las numerosas personas sin domicilio ‒que viven en esta parte de España donde las casas vacías crecen como la mala hierba; esta gente que vaga de un lado a otro sin otro objetivo que satisfacer sus necesidades cotidianas, para luego pasarse la noche en la playa antes de enfrentarse con un nuevo día de supervivencia. Por otra parte, la foto también me hace pensar en la ciudad blanca de Granada, con sus casas casi idénticas de pequeñas ventanas, y que parecen superponerse muy lejos. Me acuerdo de que a esta ciudad se accede por un largo camino a través de la montaña desértica, es decir a través de la Andalucía real, donde no se encuentran turistas (como yo) ni palmeras, sino campesinos encorvados por el trabajo, con sus acentos locales muy marcados. Para concluir, pienso, a semejanza del señor Cartier-Bresson, que una fotografía es como la expresión sincera de los sentimientos más profundos y más intraducibles de su autor.Pero además, en mi opinión, las buenas fotos son obras de arte que también permiten al artista transmitir todas estas emociones al público, con el objetivo de que éste tenga la posibilidad de soñar a su vez, y volver a sus propios recuerdos y sentimientos, para los que muchas veces no existen palabras.
Escogí la foto de Ouka Leele porque es la que más cosas me evocó a primera vista. Esta foto en blanco y negro, al parecer muy simple, es mucho más significativa de lo que uno puede creer, o por lo menos es lo que pienso.
Este hombre de edad mediana, solitario en un lugar desconocido, que se está hundiendo progresivamente en el agua y tiene la mitad de su cuerpo sumergidao, es para mí una metáfora de la condición humana en la actualidad. Cuando veo esta fotografía, pienso en todos estos hombres y mujeres que están solos y recorren el camino de la vida, se hunden en él, hasta, finalmente, morir.
Este espacio gigantesco, gris, vacío y que propicia la soledad, me hace pensar, desgraciadamente, en el mundo en la actualidad. Tenemos espacios inmensos a nuestra disposición, pero nos encerramos en ciudades monótonas. Tenemos cada vez más contactos entre nosotros, pero cada vez menos amigos, y estamos cada vez mas solos.
Esta fotografía me inspira una gran tristeza porque me hace pensar en la falta de solidaridad que hay en el mundo hoy en día. Nadie va a salvar ese hombre que se está hundiendo, nadie va a hacer que su inexorable caída hacia el fondo del agua, hacia la nada, sea menos cruel.
Sin embargo, a pesar de la monotonía en sus colores y la tristeza que me inspira esta imagen, hay en ella un rayo de esperanza: aquella tierra que aparece en el horizonte significa que no es imposible llegar a un mundo mejor y que, si lo queremos todos, podemos llegar a ese sitio mucho mejor, es decir, hacer de la tierra un sitio mejor para vivir, y dejar de hundirnos inexorablemente en las aguas del egoísmo y del individualismo. Esta foto me evoca mi mayor esperanza: dejar un mundo mejor detrás de mí.
"Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje"
ResponderEliminarHenri Cartier-Bresson
En muchas ocasiones, las fotografías cosquillean nuestras emociones, al mismo tiempo que suscitan recuerdos muy personales… A mí se me ocurrió esta sensación al mirar un cliché sacado por el fotógrafo español Carlos Pérez Siquier, pionero de la vanguardia fotográfica en España, en el que se divisa la pared blanca de una casa solitaria al lado de un mar azul oscuro, rodeado por peñascos que parecen cortar la línea del horizonte, formada por el encuentro con el agua de este cielo casi sin nubes.
En realidad, las primeras sensaciones provocadas en mí por el cliché son ante todo físicas, pues se me viene a la nariz el olor de la sal marina, pero también puedo oír el ruido de las olas que se encallan en la playa, sentir el viento en mi pelo, el calor del sol sobre mi piel blanca, e imaginarme el centelleo magnífico del agua bajo los rayos solares. Muy rápidamente, estas sensaciones inmediatas se mezclan con el recuerdo de lo que me gusta llamar mi “paraíso andaluz perdido”, o mejor dicho, se mezclan con el recuerdo de mi estancia Erasmus en la ciudad de Málaga.
Efectivamente, por una parte, la fotografía me hace pensar en las largas tardes de sol en las que solía leer en la Malagueta, sobre la arena caliente, levantando de vez en cuando la mirada para observar a lo lejos la agitación del agua, o para ver en el cielo las escasas nubes. El perro acostado contra la pared despierta en mí el recuerdo de las numerosas personas sin domicilio ‒que viven en esta parte de España donde las casas vacías crecen como la mala hierba; esta gente que vaga de un lado a otro sin otro objetivo que satisfacer sus necesidades cotidianas, para luego pasarse la noche en la playa antes de enfrentarse con un nuevo día de supervivencia.
Por otra parte, la foto también me hace pensar en la ciudad blanca de Granada, con sus casas casi idénticas de pequeñas ventanas, y que parecen superponerse muy lejos. Me acuerdo de que a esta ciudad se accede por un largo camino a través de la montaña desértica, es decir a través de la Andalucía real, donde no se encuentran turistas (como yo) ni palmeras, sino campesinos encorvados por el trabajo, con sus acentos locales muy marcados.
Para concluir, pienso, a semejanza del señor Cartier-Bresson, que una fotografía es como la expresión sincera de los sentimientos más profundos y más intraducibles de su autor.Pero además, en mi opinión, las buenas fotos son obras de arte que también permiten al artista transmitir todas estas emociones al público, con el objetivo de que éste tenga la posibilidad de soñar a su vez, y volver a sus propios recuerdos y sentimientos, para los que muchas veces no existen palabras.
Sandrine
Escogí la foto de Ouka Leele porque es la que más cosas me evocó a primera vista. Esta foto en blanco y negro, al parecer muy simple, es mucho más significativa de lo que uno puede creer, o por lo menos es lo que pienso.
ResponderEliminarEste hombre de edad mediana, solitario en un lugar desconocido, que se está hundiendo progresivamente en el agua y tiene la mitad de su cuerpo sumergidao, es para mí una metáfora de la condición humana en la actualidad. Cuando veo esta fotografía, pienso en todos estos hombres y mujeres que están solos y recorren el camino de la vida, se hunden en él, hasta, finalmente, morir.
Este espacio gigantesco, gris, vacío y que propicia la soledad, me hace pensar, desgraciadamente, en el mundo en la actualidad. Tenemos espacios inmensos a nuestra disposición, pero nos encerramos en ciudades monótonas. Tenemos cada vez más contactos entre nosotros, pero cada vez menos amigos, y estamos cada vez mas solos.
Esta fotografía me inspira una gran tristeza porque me hace pensar en la falta de solidaridad que hay en el mundo hoy en día. Nadie va a salvar ese hombre que se está hundiendo, nadie va a hacer que su inexorable caída hacia el fondo del agua, hacia la nada, sea menos cruel.
Sin embargo, a pesar de la monotonía en sus colores y la tristeza que me inspira esta imagen, hay en ella un rayo de esperanza: aquella tierra que aparece en el horizonte significa que no es imposible llegar a un mundo mejor y que, si lo queremos todos, podemos llegar a ese sitio mucho mejor, es decir, hacer de la tierra un sitio mejor para vivir, y dejar de hundirnos inexorablemente en las aguas del egoísmo y del individualismo. Esta foto me evoca mi mayor esperanza: dejar un mundo mejor detrás de mí.