sábado, 4 de diciembre de 2010

Lenguaje formal en situación informal

Hace unos años, se emitió en España la serie de televisión Aquí no hay quien viva en la que se dramatizaba de manera divertida las disparatadas peripecias de la comunidad de vecinos de la calle Desengaño, 21. En este capítulo,"Érase una fiesta", Juan Cuesta, el presidente de la comunidad, y Lucía, una de las vecinas del inmueble, mantienen una conversación en torno al derecho o no de ésta de organizar una fiesta privada en su casa. Escucha el diálogo (del minuto 03.06 al minuto 04.29 de este extracto).




¿Qué está pasando? ¿Qué quiere Juan Cuesta? ¿Y Lucía?
¿Qué ha entendido Emilio? ¿Por qué? ¿Qué recursos lingüísticos están utilizando? Traduce a un registro coloquial lo que están diciendo y prepara con un/a compañero/a una versión más adecuada de esta situación para el próximo día.

6 comentarios:

  1. Se ve en el video a Juan Cuesta y Emilio llamando a la puerta de Lucía, una de sus vecinas. Ellos quieren que ella anule la fiesta que va a organizar en su apartamento, pero Lucía no. Juan y Lucía se hablan de manera muy formal, como si se trataba de dos personas que no se conocen. Juan parece un poco molestado de tener que pedirle a Lucía que anule su fiesta y, por eso, se dirige a ella con palabras muy formales. Se anda por las ramas utilizando fórmulas de cortesía que suelen utilizarse en cartas, y en ningún momento le dice de manera clara ¿puede anular su fiesta, por favor? Por ejemplo, dice “ha llegado a mis oídos que…”, para no decir “yo sé que…”. Utiliza también la fórmula “de manera absolutamente cordial”, y le pide que “considere la posibilidad de anular”, en vez de preguntarle directamente que anule la fiesta. Todo esto es muy gracioso porque Lucía, cuando le toca hablar, contesta exactamente de la misma manera, en un lenguaje culto. Eso le sorprende mucho a Juan y, al final de la conversación, nadie sabe si la fiesta tendrá lugar o no, puesto que ninguno de ellos dice de manera concreta ni directa lo que piensa.

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  2. Juan Cuesta quiere que Lucía no haga fiestas en su vivienda para respectar el descanso de los otros vecinos. Pero Lucía recuerda a Juan que, como está estipulado en el contracto, ella puede hacer lo que quiera en su vivienda. Juan le explica que, haciendo una fiesta, pone en apuros los principios de la vida en comunidad. Pero Lucía no está convencida por el alegato de Juan y no acepta su petición.

    Hablan de manera muy formal utilizando frases como:”ha llegado a mis oídos que tenéis la intención de realizar una fiesta en vuestro domicilio”. En vez de decir “pedir”, dice “solicitar”, en vez de de “de los habitantes del edificio”, dice “nuestra comunidad” y utilizan frases como “considerar la posibilidad de”, “el necesario descanso nocturno de nuestros convecinos” y “reiterar mi derecho”, “desarrollar dentro en MÍ vivienda”, “actividades oportunas”, “la ausencia de cualquier tipo de altercado.

    La frases de Juan son muy formal aunque Lucía sea su vecina y quizás espera impresionarla con un estilo más elevado. Hable de “pecar de insinceridad”, de “un hecho conturbador” que “obstaculizar la apreciación de la importancia de las básicas premisas adoptadas por todos nosotros”.

    Pero Lucía no pierde los estribos y se burla de Juan, contestándole con el mismo estilo formal diciéndole “En caso de que persiste en esta tolerable actitud coactiva, me veré obligado a recurrir al socorrí de un mecanismo de mandarles a freír espárragos”.
    Emilio parece no entender este nivel de lenguaje y al final, no sabe si hay una fiesta o no.

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  3. Lucía planea hacer una fiesta en su piso, y Juan Cuesta viene a "sugerirle" que cancelara sus proyectos. Como ella es aparentemente propietaria, lo manda a freír esparragos. Por su parte, Emilio no ha entendido nada de la conversación, sino la palabra "esparragos", es decir la única incluida en una expresión. La razón es que Juan Cuesta emplea un vocabulario muy sostenido ir al grano, imaginándose (probablemente) que está manera de hablar es más cortés o "cordial", y que Lucía va a aceptar más fácilmente cancelar su fiesta. Por lo tanto, Lucía entra en su juego para finalmente decirle que a ella no le importa sus quejas.

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  4. Juan Cuesta, el presidente de la comunidad quiere que Lucía, una de las vecinas del inmueble anule la fiesta en su casa. Pero Lucía no está de acuerdo porque tiene el derecho de hacer lo que le da la gana en su casa. Ambos hablan de manera muy formal, para no ofenderse. Por eso Emilio no entiende nada. Quizás pensaba que iban a pelearse y esa formalidad le sorprende.
    Podemos traducir en lenguaje coloquial unas expresiones que reflejan su intento de respetar al otro (a veces hipócritas):
    « Ha llegado a mis oídos que »: he oído que
    « Correcto »: sí, y qué?
    « Yo solicito de forma absolutamente cordial que considereis la posibilidad de anular dicho evento para preservar el necesario descanso nocturno de nuestros convecinos»: tienes que anular tu fiesta para que podamos dormir esta noche
    « Reitero my derecho como propietaria a desarrollar dentro de mi vivienda las actividades que yo considero oportunas »: déjame en paz, hago lo que me da la gana
    « Me veré obligada a recurrir al socorrido mecanismo de mandarle freir espáragos »: vete a la porra.

    Hasta mañana!

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  5. En este vídeo, Juan Cuesta le pide a su vecina de forma muy formal y respetuosa cancelar la fiesta que ha previsto para que los otros vecinos puedan disfrutar de una noche apacible. La vecina, Lucía, que no está dispuesta a cambiar sus planos, le “manda a freír espárragos”. Hay muchos índices que traducen el uso del lenguaje formal. Por ejemplo, “ha llegado a mis oídos que”, “solicito de forma cordial”, “considerar la posibilidad de”, “reitero mi derecho”, etc. Supongo que Juan Cuesta pensaba que utilizar una lengua formal iba a ayudarle convencerla de que ella tiene que cancelar su fiesta. Pero Lucía se burla un poco de él, contestándole en el mismo tono.

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  6. Hola:


    Juan Cuesta llama a la puerta de Lucía, una chica que vive en el mismo edificio que él. Dice que sabe que ella quiere hacer una fiesta (ha llegado a sus oídos). Juan quiere que Lucía cancele su fiesta porque molesta a los vecinos. Ella no quiere. Hablan de manera formal pero se ve que están un poco enfadados. Lucía le explica, de manera excesivamente formal, que no piensa cancelar la fiesta y que tiene derecho hacerla porque es su piso.
    Emilio no entiende nada a ese tipo de lenguaje, ni siquiera sabe si finalmente habrá fiesta o no.

    Podríamos hacerlo así:

    Hola Lucía

    -Hola Juan

    Me han dicho que ibas a hacer una fiesta en tu piso.

    -Sí.

    Todos en el edificio pensamos que tienes que cancelarla porque queremos dormir en paz.

    -¿Y a mí que me importa? Hago lo que quiero en mi piso, vete a la mierda.



    Hasta mañana!!

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